Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1860-1861 (Cortes de 1858 a 1863)
Sesión: 20 de febrero de 1861
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: n.º 98, 1.624
Tema: Asuntos de Italia

El Sr. SAGASTA: Una vez que veo con mucho gusto que el Sr. Ministro de Estado se halla ya restablecido, y al parecer en disposición de entrar en las lides parlamentarias con toda la elocuencia, con toda la fuerza y con toda la intención que S.S. tiene de costumbre, yo suplico al señor Ministro que se sirva, si lo tiene por conveniente, señalar el día en que se ha de entrar en el debate tanto tiempo esperado de la cuestión de Italia, si es que no quiere que en el mismo momento se entre en ella.

(Habla el Sr. Ministro de Estado Calderón Collantes.)

El Sr. SAGASTA: Sintiendo que no esté restablecido el Sr. Ministro de Estado como yo creía, y como al parecer lo está......

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Ministro tiene derecho a aplazar la discusión hasta el día que tenga por conveniente.

El Sr. SAGASTA: Es muy extraño, Sres. Diputados, que no tome la mayoría las lecciones que constantemente y sin necesidad quiere dar el Sr. Presidente del Consejo de Ministros a la mayoría.

Ahora no había motivo para esta interrupción, pues decía yo. La elocuencia y la fuerza con que ha estado contestando S.S., me había hecho creer que estaba bueno; dice que no lo está y yo lo creo; pero no es esta la cuestión. Voy a hacerme cargo de algunas palabras que ha pronunciado S.S. sobre la conveniencia de dejar algo a la lealtad y sinceridad de los hombres. Es necesario que reconozca el Sr. Ministro de Estado, como no podrá menos de reconocer todo el Gobierno, a pesar de las ligeras indicaciones que se permite hacer el Sr. Presidente del mismo, que por parte de la minoría progresista se ha llevado la consideración quizás hasta un extremo.

Dos meses hace que tuve el honor de anunciar mi interpelación, y unas veces por enfermedad del Sr. Ministro, que hemos lamentado siempre, y otras con pretextos frívolos, porque si hubiera sido siempre por la enfermedad de S.S., nada más hubiéramos dicho, aunque nunca los Ministerios deban estar vacantes, el hecho es que no ha llegado el caso de que se explane y conteste la interpelación, y sin embargo no hemos querido hacer uso del derecho que el Reglamento nos concede, entre otras consideraciones, por la de que no podía asistir el Sr. Ministro de Estado, que el más interesado en defender la política del Gobierno en la cuestión de Italia. Bueno y justo es pues que se reconozca que de nuestra parte quizás ha sido excesiva la consideración que hemos tenido, una vez vistas las pocas consideraciones, que no dirá el Gobierno, sino su Presidente, suele tener con la minoría.



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